Singapur en Escala: Un Encuentro Inesperado y un Viaje Inolvidable
¡Por suerte teníamos amigos! Los habíamos conocido en Egipto, cuando hicimos el crucero por el Nilo. De esas amistades viajeras que parecen pasajeras, pero no... terminan dejando huella.
Como nuestro vuelo desde India hacia escala en Singapur, les escribimos para ver si podíamos encontrarnos. Nos contestaron con una alegría total:
“¡Sí, obvio! Acá estaremos. Mándennos el horario del vuelo y los vamos a buscar.”
Y cumplieron con todo. Nos esperaron en el aeropuerto junto a su hermana y no solo nos hicieron un tour en auto por todo Singapur de punta a punta.
Como nuestro próximo vuelo salía al día siguiente a las 7 de la mañana, pensábamos dormir en el aeropuerto. Pero ellos, sin decir mucho, nos mandaron fotos de una habitación de hotel que ya nos habían reservado. Nosotros insistíamos con que no hacía falta, que ya veríamos dónde dormir, pero no hubo caso.
Sebas no la estaba pasando del todo bien. Venía con una intoxicación después de nuestro paso por la India, y entre el cansancio y los malestares, terminó vomitando por las calles de Singapur. Pero bueno… una vez en la vida se está en Singapur, así que decidimos seguir adelante igual y aprovechar cada momento.
Después de recorrer gran parte de la ciudad, volvimos a descansar un rato. Una siestita reparadora para recargar energías, porque todavía nos esperaba la noche singapurense.
Cenamos en los clásicos food trucks: cerveza bien fría, mariscos para Sebas y arroz para Jose, que es vegetariana. Yo ya sentía que mi panza no podía más con tanto cambio de sabores, pero valía la pena.
Y así fue. Nos llevaron al hotel, y al otro día también nos alcanzaron al aeropuerto.
No solo eso… ¡hasta nos dejaron sacar la cabeza por el techo del auto mientras recorríamos Singapur!
Qué ver en Singapur: Lo mejor en 1 o 2 días
Lo bueno de Singapur es que es tan pequeño que podés recorrerlo en uno o dos días sin problemas. En nuestro caso, lo conocimos gracias a una escala entre vuelos. Y la verdad... si no hubiera sido por eso, tal vez nunca lo hubiéramos visitado. Pero nos sorprendió muchísimo.
Una ciudad ultra moderna, limpia, segura y con una mezcla de culturas que se respira en cada rincón. Singapur es un cruce perfecto entre Asia y Occidente, entre tradición y futuro.
Gardens by the Bay
Este lugar es el gran imperdible de Singapur. Pasear por estos jardines con vistas al imponente hotel Marina Bay Sands es algo que no podés dejar de hacer. Vas a encontrarte con estructuras verticales (los super árboles) de hasta 50 metros de altura.
Lo más increíble es que estos jardines están diseñados bajo principios de sostenibilidad ambiental. Todo el sistema, desde el riego hasta la energía, funciona con energía solar y captación de agua de lluvia.
Nuestra recomendación: visitá tanto de día como de noche. Durante el día, podés caminar por sus senderos, disfrutar de los espacios verdes, y si querés, comprar entradas para las atracciones principales. De noche, todo se ilumina y hay un espectáculo de luces y música entre los superárboles que es totalmente gratuito. No tiene desperdicio.
¿Qué se puede visitar gratis y pago?
El ingreso al parque en sí es gratuito, pero hay algunas experiencias que son pagas:
Flower Dome: Un invernadero con jardines temáticos de distintas partes del mundo.
Cloud Forest: Un bosque de niebla tropical con cascadas interiores y pasarelas elevadas.
OCBC Skyway: Una pasarela a 22 metros de altura que conecta los superárboles. Sentís que caminás entre las copas de árboles futuristas.
Consejo: Comprá las entradas online para evitar filas, sobre todo en temporada alta.
Hotel Marina Bay Sands
No solo es el mejor alojamiento de Singapur, sino uno de los hoteles más icónicos y caros del mundo. Este coloso de más de 2.500 habitaciones se levanta con elegancia frente a la bahía y se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad.
Tiene absolutamente todo: un shopping de lujo, casino, restaurantes de chefs reconocidos internacionalmente, un museo y, por supuesto, la famosa pileta infinita en la terraza, ubicada en el piso 57. Desde ahí, las vistas de Singapur son alucinantes: podrás ver la ciudad desde las alturas, con el skyline, la bahía y los jardines como fondo.
¿Dormimos ahí? No.
¿Lo vimos desde abajo y nos quedamos con la boca abierta? Sí, ¡y algo es algo!
Aunque no te hospedes, hay formas de disfrutarlo: podés subir al mirador pagando la entrada, o incluso tomar algo en alguno de sus bares o rooftops (más barato que pasar la noche ahí).
Merlion Park
En este parque se encuentra uno de los íconos más fotografiados del país: el Merlion, la mascota oficial de Singapur. Su nombre nace de la combinación de “mer” (mar) y “lion” (león), y su figura mezcla justamente eso: un cuerpo de pez, que representa los orígenes pesqueros de la ciudad, y una cabeza de león.
La estatua está en plena acción, lanzando un chorro de agua al río como si fuera una fuente viva, y justo enfrente se tiene una vista espectacular del Marina Bay Sands, lo que lo convierte en uno de los puntos más populares para sacar fotos.
Little India
Si tenés poco tiempo en Singapur pero querés sumergirte en otra cultura, Little India es una parada obligatoria. Es uno de los barrios más vibrantes de la ciudad: lleno de templos, puestos de flores, aromas intensos y comida (muy) picante.
Nosotros no estamos muy entrenados en eso del picante… así que sufrimos un poco, pero la experiencia valió la pena. Es un lugar ideal para probar platos auténticos del sur de la India, ver arte callejero, y comprar souvenirs a buen precio.
Entre los templos más importantes que podés visitar están:
Sri Veeramakaliamman Temple (el más conocido, dedicado a la diosa Kali)
Sri Srinivasa Perumal Temple
Sri Krishnan Temple
Sakya Muni Buddha Gaya Temple (sí, también hay uno budista)
No hace falta que recorras todos, pero vale la pena entrar a alguno para ver los detalles arquitectónicos y la atmósfera espiritual que se respira.
Justo enfrente del Tekka Centre, vas a encontrar la Little India Arcade: un centro comercial instalado en un edificio de 1920, lleno de puestos de ropa tradicional, artesanías, recuerdos y comida callejera. Si buscás souvenirs indios, este es el lugar.
Chinatown
En muchos países visitamos barrios chinos… y Singapur no es la excepción. Pero acá, como todo en esta ciudad, lo tradicional se mezcla con lo moderno, y cada rincón sorprende. es meterse en un mar de colores, lámparas colgantes, carteles rojos y dorados, y puestitos por todos lados. Vas a encontrar desde souvenirs baratos hasta los clásicos “made in China”, ideales si querés llevarte algo sin gastar mucho.
Pero lo que más disfrutamos fue la comida callejera. Hay platos para todos los gustos y a precios súper accesibles. Si estás con hambre, este es el lugar. Recomendamos pasar por el Chinatown Food Street, una calle techada llena de opciones donde podés probar delicias locales como satay, dumplings, noodles y más.
Además, en la zona también podés visitar templos como el Buddha Tooth Relic Temple, un edificio imponente de arquitectura tradicional donde, según se dice, se guarda un diente de Buda.
Chinatown es ideal para caminar sin apuro, comprar algún recuerdito, y sobre todo, comer bien y barato.
Clarke Quay
Si te queda algo de tiempo en Singapur y querés cerrar el día con una cena o una copa, Clarke Quay es el lugar ideal. Este barrio, ubicado a orillas del río, se transforma al caer el sol: luces de colores, música, terrazas al aire libre y mucho ambiente.
Es conocido por su vida nocturna animada, con bares, restaurantes y discotecas que abren hasta tarde. Aunque es una zona algo más cara para comer, vale la pena darse una vuelta aunque sea para caminar y disfrutar del ambiente.
Nosotros fuimos a pasear sin muchas expectativas y terminamos quedándonos más de lo pensado. Si te gusta salir de noche, acá tenés varias opciones para hacerlo sin alejarte demasiado del centro.